'Sendong' arrasa Mindanao del Norte

Al menos 652 personas han muerto y otras 808 permanecen desaparecidas desde el viernes tras el paso de la tormenta tropical 'Sendong' (nombre internacional 'Washi'), según el último balance proporcionado por la Cruz Roja este domingo.

Las ciudades de Cagayán de Oro e Iligan fueron las más devastadas por la virulencia climática. Ambas se encuentran en la región septentrional de Mindanao, una isla que raramente se ve afectada por ciclones tropicales, y cuya estación lluviosa concluye por lo general en noviembre. La zona recibió diez horas de lluvias torrenciales, registrándose en algunos lugares hasta 200 mm de lluvia durante ese período, más de lo que reciben normalmente de media en todo el mes, y que añadieron más agua a unos cauces fluviales que ya se encontraban a punto de rebosar. Además, la subida de la marea, que se encontraba en su nivel más álgido, también contribuyó a agravar la situación.

La mayoría de las víctimas se encontraban totalmente desprevenidas en sus domicilios durmiendo durante las horas de la noche cuando las inundaciones y deslizamientos de tierra destruyeron sus casas. En algunas zonas, las aguas se elevaron a 3,3 m en menos de una hora, y muchos residentes se vieron obligados a buscar refugio de la crecida de las aguas en los tejados de sus propias viviendas, donde pernoctaron bajo lluvias torrenciales y azotados por vientos de hasta 75 Km/h.

Muchas de las victimas fueron arrastradas hasta el mar. Un taxista de Cagayán de Oro que se encontraba junto a otros compañeros sobre el puente Maharlika en la madrugada del sábado describía así la escena: "... era escalofriante escuchar sus gritos de ayuda. Pude ver a uno de ellos que agitaba una linterna en la oscuridad con la esperanza de que pudiéramos verles, pero no había nada que pudiéramos hacer". Una mujer relató a una radio local que cuando el nivel del agua comenzó a subir, se aferró a un neumático junto con otros vecinos y acabaron arrastrados por el torrente hasta una playa a 32 kilómetros de distancia. Otros se aferraron a trozos de madera o cualquier cosa que pudiera mantenerlos a flote. Algunos de ellos portaban sus teléfonos móviles que usaron para llamar a sus familiares y a estaciones de radio pidiendo ayuda.

Los pescadores de las poblaciones costeras de El Salvador y de la vecina Opol fueron los primeros en responder a las llamadas de socorro, y usando sus pequeñas embarcaciones y desafiando un mar muy agitado comenzaron a rescatar supervivientes de las aguas, consiguiendo salvar a 120 personas en Opol y otras 60 en El Salvador. Asimismo, al mediodía, un ferry de pasajeros proveniente de la isla de Camiguin con destino a Balingoan, rescató a otro grupo de 75 personas que estaban flotando en el mar. Por la tarde, helicópteros de la Fuerza Aérea rescataron a 20 personas en la Isla Puntod en la desembocadura del río de Cagayan de Oro, mientras que el servicio de guardacostas filipino fue enviado a la búsqueda de más personas arrastradas por la corriente. Más de 80 cadáveres han sido encontrados en varias playas de las provincias de Misamis Oriental y Lanao del Norte.

Durante la mañana del 17 de diciembre se organizó una operación de evacuación masiva de 100.000 personas, para lo que se movilizaron aproximadamente 20.000 soldados, apoyados por voluntarios y funcionarios del departamento de Protección Civil, quienes también colaboraron en las labores de búsqueda de cadáveres. La Secretaria general de la Cruz Roja declaró que "las regiones afectadas son tan extensas que las búsquedas no pudieron cubrir toda la zona. Muchas casas fueron arrastradas por las aguas, lo que significa que los cuerpos (de los habitantes) también fueron desplazados". Por su parte el director del Consejo Nacional de Prevención y Gestión de Desastres (NDRRMC) señaló que los afectados necesitan urgentemente agua potable y que luego precisarán asistencia para reconstruir sus vidas. La Cruz Roja local calcula que las personas que necesitan ayuda asciende a 400.000.

Muchos afectados se lamentan ahora de la falta de preparación, ya que afirman que no se avisó a la población con suficiente antelación, algo que el NDRRMC ha negado alegando que las autoridades locales fueron avisadas con suficiente tiempo para que pusieran en marcha planes de pre-evacuación. Los primeros boletines sobre la tormenta fueron emitidos el jueves a las 11 am y pronosticaban que la tormenta afectaría a las islas Filipinas el sábado o el domingo. Sin embargo, las precipitaciones comenzaron el viernes por la noche, sorprendiendo fuera de guardia a las poblaciones de varias provincias, no solo en Mindanao, sino también en varias islas en Bisayas Sur, donde se han registrado un número indeterminado de victimas. Entre otras causas que se apuntan como principales factores que contribuyeron al desenlace de la tragedia están el chabolismo incontrolado en zonas próximas a cauces fluviales y la desmedida deforestación que propicia las riadas y avalanchas de tierra.

 

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