Descubren un galeón español hundido frente a la isla de Panay

Un equipo de arqueólogos y buzos filipinos han hallado un galeón español junto con la mercancía que transportaba cuando se hundió hace un numero indeterminado de siglos frente a la costa de la isla de Panay, según ha indicado el portavoz del servicio de guardacostas de Filipinas, Alger Ricafrente.

El pecio se encuentra a unos 33 metros de profundidad y en su localización han participado varios expertos del Museo Nacional de Filipinas asistidos por buzos de la Fundación de Extremo Oriente para la Arqueología Náutica, con sede en Manila. "Pidieron ayuda al servicio de guardia costera para localizar el lugar exacto en el que se hundió el barco. Después se sumergieron a una profundidad de unos 33 metros para hacer sus investigaciones, tomar muestras y hacer fotografías", señaló Ricafrente.

El portavoz también precisó que la nave, de la que se desconoce hasta el momento su antigüedad y la mercancía que transportaba, está parcialmente cubierta por la arena entre la que sobresalen algunos objetos. "No sabemos exactamente de qué siglo es, solo que data de la época colonial española. Tampoco sabemos por qué se hundió, el Instituto de Historia está llevando a cabo una investigación".

No es la primera vez que se encuentra el naufragio de un galeón español cargado de mercancías en aguas filipinas. En 1992 el arqueólogo francés Frank Goddio encontró los restos del San Diego, un galeón requisado y acondicionado como navío de guerra por Antonio de Morga y que se fue a pique en el año 1600 mientras batallaba con un barco de guerra holandés frente a la isla filipina de Fortuna, a unos 100 kilómetros al sur de Manila. El pecio del San Diego se encontraba a unos cincuenta metros de profundidad y contenía unos 6.000 objetos de la época, muchos de ellos de gran valor, que fueron adquiridos por el Gobierno español en 1999 por 800 millones de pesetas (4,8 millones de euros) y depositados en el Museo Naval de Madrid.

Los galeones españoles que unieron Manila y Acapulco durante 2 siglos y medio eran conocidos como Galeones de Manila o Naos de China, debido a que una gran parte de la carga que transportaban procedía del país asiático. Las naves cruzaban el océano Pacífico una o dos veces por año entre Manila y los puertos de Nueva España, principalmente Acapulco.

Los galeones llevaban especias (pimienta, clavo y canela), porcelana, marfil, laca y elaboradas telas (tafetanes, sedas, terciopelo, raso), recogidas tanto de las Islas de las Especias como de la costa asiática del Pacífico, y otras mercancías que se vendían en los mercados europeos. También llevaban artesanía china, biombos japoneses, abanicos, espadas japonesas, alfombras persas, jarrones de la dinastía Ming y un sinfín de productos más. Los intercambios comerciales entre Asia oriental y los países occidentales se realizaban principalmente utilizando monedas españolas de plata traídas de Méjico. Los cargamentos eran desembarcados en Acapulco y luego transportados por tierra hasta el puerto de Veracruz en el golfo de Méjico, donde eran reembarcados en las naves de la flota de Indias con destino a España.

Aunque el primer viaje normalmente se atribuye a la expedición comandada por Andrés de Urdaneta, quien llego a Méjico a través del océano Pacífico aprovechando la corriente de Kuro-Siwo, algunas crónicas aseguran que el verdadero descubridor de la ruta fue Alonso de Arellano. En cualquier caso no se conocen demasiados detalles, ya que se guardaba el más riguroso secreto para evitar que piratas y navíos militares de países enemigos pudieran asaltar los convoyes.

Los Galeones de Manila mantuvieron una de las rutas comerciales marítimas más duraderas de la historia, funcionando desde 1565 hasta 1815, cuando la Guerra de Independencia de Méjico interrumpió el servicio definitivamente.

 

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