Se recrudecen los ataques contra intereses japoneses en China

Docenas de miles de manifestantes se lanzaron a la calle entonando proclamas anti-japonesas en varias ciudades chinas para protestar contra Japón por el conflicto territorial que ambos países mantienen por el pequeño archipiélago conocido como las Islas Senkaku.

Las manifestaciones alcanzaron una especial violencia en Pekín, donde unos 1.000 manifestantes se enfrentaron a la policía y rompieron parte de las barricadas situadas frente a la embajada japonesa, que se encontraba protegida por cerca de 100 vehículos y efectivos de la policía china, al tiempo que bloqueaban el tráfico y ocupaban las principales calles frente al edificio.

Al mismo tiempo, cerca de 10.000 personas participaron en las protestas en Changsha, en la provincia de Hunan, donde se registraron ataques contra coches de marcas japonesas y se prendieron fuego a banderas niponas. Otras ciudades como Shanghai, Xian o Suzhou presenciaron hechos similares, y en Qingdao 10 fábricas vinculadas a empresas japonesas como Panasonic sufrieron incendios de diversas proporciones.

Las protestas se producen después de que el martes Japón anunciara la compra de las islas a la familia japonesa que era propietaria privada por unos 20,5 millones de euros. Dichas islas están en disputa entre Japón, China y Taiwán desde hace décadas. El gobierno chino reaccionó enviando varias patrulleras militares que invadieron las aguas jurisdiccionales de las islas, explicando que lo hacia para afianzar "la jurisdicción de China sobre las islas Diaoyu y sus islotes afiliados", y para "velar por los intereses marítimos del país".


Los medios de comunicación chinos también se han unido a la oleada anti-japonesa haciendo declaraciones extremas nunca oídas con anterioridad. La agencia estatal de noticias Beijing Evening por ejemplo, sugirió que China debería utilizar armas nucleares en el conflicto, afirmando que de esa manera todo sería "más simple". Por su parte el Diario del Pueblo publicó el viernes un artículo exigiendo que Japón "retornara al camino de la razón", con un titular a toda página que leía "¿Está Japón preparado para las consecuencias de sus actos odiosos?".

Todos los observadores coinciden en que casi con toda seguridad las relaciones a corto plazo sólo pueden empeorar. El próximo martes es el aniversario del Incidente de Mukden de 1931, el detonante que sirvió de excusa a los japoneses para invadir Manchuria en el noreste de China. El "18-9", como se le conoce en estas latitudes, está en la mente de mucha gente allí, y este año se prevé que los ánimos estén especialmente exacerbados.

Las consecuencias de la escalada del conflicto no son únicamente de tipo militar. China es la segunda economía más grande del planeta y Japón es la tercera. Cualquier interrupción en sus relaciones comerciales podría tener consecuencias imprevisibles en la economía mundial.
 

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