Presentación de la Biblioteca "Clásicos Hispanofilipinos" en el Cervantes de Manila

Se ha presentado en el Instituto Cervantes de Manila la colección "Biblioteca Clásicos Hispanofilipinos", una recopilación de obras clásicas de la literatura filipina en lengua española, que jamás habían sido reeditadas o estaban inéditas.

Según José Rodríguez, director del Instituto Cervantes de Manila, y principal impulsor de la iniciativa junto a la embajada de España, el objetivo es preservar y reivindicar el legado de los últimos escritores filipinos que se expresaron en castellano.

Los ocho títulos, de notable valor histórico y literario, fueron escritos en las primeras décadas del siglo XX durante la ocupación estadounidense, período durante el que paradójicamente se crearon algunas de las obras más valiosas de la literatura filipina en español.

Para inaugurar el programa, se escogieron "Cuentos de Juana" de Adelina Gurrea (1896-1971) y "Pájaros de Fuego" de Jesús Balmori (1887-1948).
Adelina Gurrea es una poetisa y periodista que muy pocos nacionales conocen, laureada con el premio del Círculo Internacional de la Unión Latina en 1951 en España.
Beatriz Álvarez, editora del volumen "Cuentos de Juana", señaló que el compendio de narraciones cortas destaca por el buen manejo del lenguaje y del juego literario. Según Álvarez, se puede decir que es una novela de relatos, porque tiene una estructura; en todos los cuentos se teje una red sobre la relación entre las personas de origen español, que son las propietarias de la tierra, y las de origen humilde.

El segundo volumen, Pájaros de Fuego, de Balmori, es una novela que descubre una historia apasionante y tiene como telón de fondo la resistencia filipina durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
El autor escondía los manuscritos de cada capítulo en frascos y los enterraba en el jardín a la espera de que amanecieran tiempos mejores y por temor a las posibles represalias de los ocupantes si descubrían su obra. Cuando terminó la guerra, el escritor vendió su novela al gobierno, ésta, estuvo oculta durante décadas en un archivo hasta que reapareció hace muy poco.

Durante la primera mitad del siglo XX, el español fue el idioma empleado por la prensa, la cultura, el comercio, la justicia y hasta cierto punto la política. Fue lengua oficial de Filipinas (junto con el inglés y el tagalo) hasta 1973.

Aún después de la ocupación de Estados Unidos y la imposición del inglés en los colegios públicos filipinos, el español siguió predominando en las principales ciudades como vehículo de comunicación, además de ser la lengua franca que sirvió al propósito de unificación nacional, ya que el tagalo no poseía aún el prominente papel que después alcanzó.

En la segunda década del siglo XX se prohibió de manera terminante la educación en otra lengua que no sea inglés y los dirigentes militares estadounidenses reprimieron duramente las expresiones políticas y culturales en español y en los idiomas nativos.

La resistencia se mantuvo hasta aproximadamente el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1945, la aviación norteamericana destruyó el principal núcleo de cultura hispánica y lengua española de Filipinas, el barrio de Intramuros y La Ermita. Tan sólo en Intramuros existían más de 300.000 hispanohablantes.

En la actualidad, menos del tres por ciento de la población de Filipinas, que supera los 90 millones de personas, domina el español, aunque existen otras cerca de 2.500.000 personas repartidas principalmente por el suroeste de Mindanao (Península de Zamboanga) y Malasia, que tienen al chavacano, lengua criolla muy parecida al español, como primer idioma.

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